Cuauhtémoc del Toro González

Cuauhtémoc del Toro González, 53, passed away in Georgia, United States, leaving a legacy of love, hard work, and unconditional dedication to his family.

He was born in 1971 and was the third of eight siblings: six sisters and one brother—Hermila, José Manuel, Verónica, Anabel, Emma, Lourdes, and Ángeles. His parents died very young, leaving them in the care of their adoptive parents, Anita and Everardo. From a young age, he was characterized as a hard-working, responsible person with a big heart. He met his wife, Mireya Araujo, and

was the father of five children: Geraldine, Cruz, Alondra, Alexis, and Karla. He was married to her for 35 years. He experienced very difficult times, such as the loss of his daughter, Cruz, when his wife was seven months pregnant, and later, the tragic death of his son, Alexis, at age 20. Despite the pain, he never stopped fighting for his family's well-being.

Among his greatest achievements was fulfilling his dream of owning his own house and land in Michoacán, and later in Tijuana, where he also built a home with great effort. He was deeply satisfied to be able to buy his own truck and a car for his daughters—details that represented very important achievements for him. One of his greatest dreams was to become a grandfather, and his daughter Alondra fulfilled that wish with the birth of his granddaughter Alexia, whom he unfortunately didn't have the opportunity to meet, but whom he loved from afar.

For many years, he worked at Bland Farms in the United States, with the sole purpose of providing a better life for his family back in Mexico. He was a man who never hesitated to sacrifice himself so that his family would lack nothing.

In Tijuana, he formed very special bonds with people who became part of his family. His sons-in-law Jesús, Ernesto, and Jhon Jairo were like sons to him. He also had a close friendship with Pedro Pérez, and always valued the company of his friends Nikol, Gil, Luis, and Yolanda, and his godchildren with whom he shared many pleasant moments.

Cuauhtémoc will be remembered as a good, hard-working, and devoted man. He bids farewell by sending a big hug to all those who were part of his life and asks to be remembered as he was: a noble person, a fighter, and with a heart full of love for his family.

Funeral services have been entrusted to Low Country Cremation & Burial.

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Cuauhtémoc del Toro González, de 53 años, falleció en Georgia, Estados Unidos, dejando un legado de amor, esfuerzo y dedicación incondicional a su familia.

Nació en 1971 y fue el tercero de ocho hermanos: seis hermanas y un hermano—Hermila, José Manuel, Verónica, Anabel, Emma, Lourdes y Ángeles. Sus padre murieron muy jóvenes y ellos quedaron a cargo de Anita y Everardo sus papás adoptivos Desde joven se caracterizó por ser una persona trabajadora, responsable y con un gran corazón. Conoció a su esposa mireya Araujo y

Fue padre de cinco hijos: Geraldine, Cruz, Alondra, Alexis y Karla. Con la que duró 35 años casado. Vivió momentos muy difíciles, como la pérdida de su hija Cruz cuando su esposa tenía siete meses de embarazo, y más adelante, la trágica muerte de su hijo Alexis a los 20 años. A pesar del dolor, nunca dejó de luchar por el bienestar de su familia.

Entre sus más grandes logros estuvo cumplir el sueño de tener su propia casa y terreno en Michoacán, y más tarde en Tijuana, donde también levantó un hogar con mucho esfuerzo. Le dio mucha satisfacción poder comprar su camioneta y un carro para sus hijas—detalles que para él representaban logros muy importantes. Uno de sus mayores anhelos era convertirse en abuelo, y su hija Alondra le cumplió ese deseo con el nacimiento de su nieta Alexia, a quien lamentablemente no tuvo la oportunidad de conocer, pero a quien amó desde la distancia.

Durante muchos años trabajó en Bland Farms, en Estados Unidos, con el único propósito de darle una vida mejor a su familia que se quedó en México. Fue un hombre que nunca dudó en sacrificarse para que a los suyos no les faltara nada.

En Tijuana formó lazos muy especiales con personas que se convirtieron en parte de su familia. Sus yernos Jesús, Ernesto y Jhon Jairo fueron como hijos para él. También tuvo una gran amistad con Pedro Pérez, y siempre valoró la compañía de sus compadres Nikol, Gil, Luis y Yolanda, y sus ahijados con quienes compartió muchos momentos agradables.

Cuauhtémoc será recordado como un hombre bueno, trabajador y entregado a los suyos. Se despide enviando un fuerte abrazo a todos los que formaron parte de su vida y pide ser recordado tal como fue: una persona noble, luchadora y con el corazón lleno de amor por su familia.

Los servicios funerarios han sido confiados a Low Country Cremation & Burial.